Salud se suma al Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina



Salud se suma al Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina


El Protocolo Andaluz de Actuación Sanitaria ante la Violencia de Género incluye la prevención y atención a mujeres víctimas de MGF
El 6 de febrero se conmemora en todo el mundo el Día Internacional de tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, una efeméride promovida por Naciones Unidas, para concienciar y fomentar los esfuerzos para la eliminación de esta práctica, reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas.

La mutilación genital femenina (MGF) constituye una forma extrema de discriminación de la mujer y una violación de los derechos de las niñas como el derecho a la salud, a la seguridad y la integridad física, a no ser sometida a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento acaba produciendo la muerte. No aporta ningún beneficio a la salud sino que la perjudica de formas muy variadas. Es una forma de violencia contra las mujeres adoptada como tradición.

Al ser un problema con marcado origen cultural debe ser abordado por diferentes ámbitos, así, entre las líneas de trabajo y recomendaciones figuran la coordinación entre los sistemas sanitario, educativo y judicial, la policía, los servicios sociales y asociaciones de inmigrantes, entre otras.

Desde la Consejería de Salud y Familias, a través de la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica se está promoviendo la prevención y la atención a las mujeres víctimas de MGF, que están incluidas en el Protocolo Andaluz para la Actuación Sanitaria ante la Violencia de Género. Asimismo, se está realizando formación de personal de Pediatría y de Obstetricia y Ginecología para prevenir la MGF de niñas con factores de riesgo y tratamiento de las mujeres ya mutiladas para facilitar unas relaciones sexuales sanas y partos seguros.

Según el Protocolo andaluz, se recomienda la prevención oportunista por parte de Medicina y Enfermería de Familia cada vez que acudan a consultas programadas u otras causas y también en los Centros de Vacunaciones Internacionales, antes de los viajes a zonas que requieren vacunaciones específicas. También se indica la realización de una anamnesis completa a la familia y registro en la Historia Clínica, así como el fomento de la buena salud de las niñas en las revisiones periódicas por parte de Pediatría, informando de los riesgos de salud que conlleva la práctica. De forma sistemática se realizará la prevención en las revisiones del embarazo por parte de Ginecología y matronas, informando a las mujeres sobre los problemas que origina la MGF en el parto y salud futura de las hijas.

En el Servicio de Pediatría, un viaje al país de origen es un motivo de alerta ante MGF e igualmente, la detección de problemas de salud relacionados con MGF previa. Se recomienda informar a la madre y al padre de los daños y consecuencias que estas prácticas le causarán a la menor y de que es considerado un delito en España. La jurisdicción española es competente para perseguir la MGF realizada tanto en territorio español, como fuera del territorio nacional. Por tanto, la MGF puede ser perseguida dentro y fuera del territorio español cuando se realiza por residentes o a residentes habituales en España, independientemente de su nacionalidad. La MGF está incluida en el Código Penal, por lo que es de declaración obligatoria en el caso de los y las profesionales sanitarias, tal y como viene recogido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

Según el citado protocolo, debe ofrecerse el documento de “Compromiso preventivo”, donde se comprometan a no mutilar a su/s hija/s. Este documento, una vez firmado, se incluirá en la Historia Clínica. Si la actitud de la familia es firme y a favor de la MGF y se niegan a firmar el Compromiso preventivo, se realizará una notificación urgente al Servicio de Protección de Menores, y se valorará emitir comunicación al Juzgado de Guardia, si los padres persisten en ese actitud a pesar de haber sido informados de las consecuencias legales y se concertará cita para cuando regresen del viaje. La negativa a firmar el compromiso por parte de la familia se considera factor de riesgo y lleva consigo también la comunicación a menores.

Tras la vuelta se realizará a la niña un control de su estado de salud físico y psicológico. Si no ha sido mutilada, se realizará refuerzo positivo e implicar a la familia para prevenir la MGF en su comunidad. Ante confirmación de MGF se tratarán las consecuencias de la misma y se comunicará a la Fiscalía de Menores acompañado de informe médico y Parte al Juzgado. Si no acude a consulta, se comunicará su ausencia a los Servicios Sociales y Educativos, para la localización de la niña y de la familia.

En el caso de mujeres adultas con MGF se registrará en la Historia Clínica y se les suministrarán los cuidados que se precisen, sobre todo de tipo ginecológico y obstétrico. Si tiene hijas menores de edad se debe comunicar al personal de Pediatría que les corresponda, e iniciar actividades preventivas, explorando creencias, sentimientos y consecuencias en la salud.

Otras acciones a impulsar son el trabajo con las familias evitando la coerción y culpabilización y aumentando la participación de los niños y los hombres en la erradicación de la MGF; el papel de los mediadores interculturales al poder facilitar claves culturales a la hora de elaborar formas y herramientas de trabajo en el diseño de medidas para la prevención de la MGF; la elaboración de mapas de riesgo para la prevención y seguimiento de posibles casos de MGF; el desarrollo de herramientas para la identificación de factores de riesgo por parte de profesionales; el empoderamiento de las propias mujeres y sus comunidades y la promoción de prácticas culturales sustitutivas de la MGF que no impliquen un daño físico y psicológico a las niñas.


Una práctica cultural a erradicar en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Para explicar la MGF hay que recurrir a factores culturales y sociales que perpetúan la práctica con vistas al matrimonio, moral relacionada con la virginidad prematrimonial y la fidelidad matrimonial y de autoridad ya que las estructuras locales de poder y autoridad, como los líderes comunitarios o los circuncidadores, contribuyen al mantenimiento de la práctica. La presión social a adaptarse a lo que hacen los demás es lo que perpetúa la práctica.

Las regiones donde es más frecuente esta práctica son las occidental, oriental y nororiental de África, algunos países de Asia y del Oriente Medio. Más que de países, hay que hablar de “etnias” practicantes como la Sarahule, Djola, Mandinga, Fulbé, Soninke, Bámbara, Dogon, Edos, Awusa o Fante.

Aunque la práctica se ha mantenido por más de mil años, hay motivos para pensar que se puede acabar con la mutilación genital femenina en una sola generación. Es por ello que las Naciones Unidas luchan por su erradicación plena para 2030, siguiendo el espíritu del Objetivo de Desarrollo Sostenible 5, que pretende lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas.


Fuente: Servicio Andaluz de Salud (SAS)
 
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