Noticia El verano trae más estrés y falta de conciliación para las enfermeras

Fuente de la noticia: Sindicato SATSE


SATSE Castilla y León denunció los distintos problemas y necesidades que se agravan en verano para las enfermeras y que precarizan aún más sus condiciones de trabajo, a la vez que afectan a su salud y a la atención sanitaria.

El Sindicato de Enfermería afirma que las condiciones laborales de las enfermeras en verano empeoran porque hay más riesgos, inseguridad y consecuencias negativas en su salud física y psicológica.

SATSE Castilla y León afirma que, al no sustituirse la totalidad de los profesionales que se van de vacaciones o que se encuentran de baja por diferentes circunstancias (enfermedad, embarazo…), las enfermeras se ven obligadas a trabajar a mayor ritmo e, incluso, a doblar turnos de manera reiterada.


Se denigan permisos:

Del mismo modo, por este motivo aumenta la carga de trabajo y se ven obligadas a trabajar en las libranzas de guardia y se les deniegan permisos. Esto imposibilita la conciliación de la vida laboral y familiar.

Con el mismo argumento de falta de personal y por necesidades del servicio, las enfermeras pueden ser requeridas para incorporarse de manera inmediata al trabajo en los días que están librando.

Además, les pueden llamar sin previo aviso y tienen que acudir al centro de manera inmediata, por lo que el derecho a la llamada desconexión no existe para las enfermeras, según SATSE.


Más tensiones y agresiones:

Los profesionales de Atención Primaria en Castilla y León, sobre todo en el medio rural, ven incrementada su carga de trabajo por la llegada de más población a los pueblos debido a las vacaciones estivales. Al haber menos enfermeras, aumentan las demoras en la atención y también las tensiones y situaciones conflictivas y, con ellas, las agresiones a las profesionales.

También las enfermeras se ven obligadas a cambiar con mucha frecuencia de servicios y unidades, incluso varias veces al día en determinadas circunstancias, “algo que, desde luego, no favorece ni la salud laboral de la enfermera ni la seguridad de los pacientes al impedir la continuidad asistencial”, asevera.

Tampoco se les comunica con antelación suficiente sus turnos de trabajo, lo que también impide conciliar su vida laboral y familiar.

Riesgos:

Estrés, el síndrome del profesional quemado y el cansancio, son las consecuencias, además de un claro desgaste físico, psicológico y emocional.

Pese a los esfuerzos realizados por parte de los profesionales, esta precariedad laboral repercute negativamente en la atención que recibe el paciente y su seguridad asistencial se ve comprometida.

La saturación de las Urgencias y el aumento de las listas de espera son otro de los problemas que afectan en verano.

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