Noticia Acuerdo sobre las primeras directrices multisectoriales para prevenir la violencia en el trabajo

La violencia y el acoso de terceros en el trabajo (VPT), ya sea de naturaleza psicológica, sexual o física, está aumentando y es necesario ponerle freno.

Por ello, los interlocutores sociales de la UE en cinco sectores (educación, administración local y regional, administración central, hostelería (hoteles, bares y restaurantes) y sanidad y hospitales) han negociado una revisión de las Directrices multisectoriales de 2010 para combatir la violencia y el acoso de terceros relacionados con el trabajo.

Las negociaciones en el marco del diálogo social europeo tuvieron lugar entre marzo y septiembre con el objetivo de revisar estas Directrices adoptadas en 2010. Las negociaciones fueron el resultado de un proyecto de dos años que reunió un trabajo de investigación detallado y unas 40 buenas prácticas y políticas para combatir la VPT en el trabajo. Se trata de las únicas directrices multisectoriales de la UE sobre este tema.


Los principales cambios en las directrices son:
  • La violencia de género nunca debe normalizarse ni considerarse parte de ningún trabajo.
  • Todos los lugares de trabajo deben tener una política de prevención de la violencia de género acordada con los sindicatos que esté integrada en la política de salud y seguridad en el trabajo, la política de igualdad de género contra la discriminación y los derechos sindicales.
  • Una dotación de personal suficiente y una carga de trabajo manejable deben contribuir a una buena política de prevención de la violencia de género.
  • La violencia de género es una parte integral de la violencia y el acoso, tal como se establece en el Convenio 190 de la OIT.
  • Los interlocutores sociales, los empleadores y los sindicatos tienen un papel que desempeñar en la lucha contra el impacto de la violencia doméstica en el trabajo.
  • La digitalización, si no se adapta tanto a los trabajadores como a los usuarios de los servicios, puede aumentar los riesgos de violencia de género.
  • Abordar la persistente falta de denuncia de la violencia de género asegurándose de que los trabajadores sepan a quién recurrir y qué hacer en caso de violencia de género y no teman represalias.

Otra mejora se refiere a la aplicación de las directrices. Los interlocutores sociales implicados han acordado alentar activamente a sus miembros a que integren las Directrices en los convenios colectivos nacionales para aumentar las posibilidades de un uso efectivo.

Aunque hay una pequeña referencia a la violencia doméstica en relación con el teletrabajo, los sindicatos hubieran deseado una orientación más detallada y actualizada, que reflejara los avances realizados en la materia en Italia, España, Irlanda o Francia (véase https://www.thirdpartyviolence.com/). En general, sigue siendo un paso adelante, en conjunción con el Convenio 190 de la OIT contra la violencia de género y doméstica.

El texto del compromiso será objeto de otras dos semanas de examen por parte de los miembros nacionales de las organizaciones implicadas en las negociaciones. La fecha límite para ello es el 26 de septiembre, y los sindicatos recomiendan una aprobación final.

Si se llega a un acuerdo sobre la violencia doméstica, se invitará a los cinco comités de diálogo social sectorial a adoptar las Directrices antes de finales de año.

 
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